martes, 30 de septiembre de 2008

Como este profe es un blando, la señora va aprobando

Qué dulce, qué tienna historia,
cuánto candor e inocencia...
¡y cuánta santa paciencia
pa no mandar a la gloria
al buhíto, sin clemencia,
comiéndolo en pepitoria!

Pero en fin, en cuanto a forma,
creo que no hay ninguna pega,
si un notable te conforma,
hecho está, y ahora agrega
pronto la segunda entrega
a ver si esto se reforma
y lo interesante llega.


Romance de Doña Xara (I)


Voy a relatar la historia
que le ocurrió a Doña Xara,
mujer cabal y discreta,
la primavera pasada.
Paseando por la ribera
que está cerca de su casa
escuchó un aullido extraño
que salía de unas zarzas.
Acercóse cautamente,
sigilosa y delicada,
y apartó bien las espinas,
quedándose estupefacta
al encontrar malherida
una lechuzita blanca
(en realidad era un búho
y su color era parda;
mas no voy a discutir
lo que asevere una dama).
A la dueña dióle pena
y se la llevó a su casa
para ver si sus cuidados
podían sanar el ala,
la cola y una patita
que habian quedado arañadas.
Le buscó un lecho adecuado
y le limpió bien las llagas,
le puso por nombre Mu
y la atendió tres semanas,
y a la fin de aqueste plazo
el ave estuvo curada.
Bésola con gran cariño
y soltóla en la campaña
por que volviese a su nido
y su familia encontrara.

Mientras acabo lo mío, le contesto y aún me río....

No te puedes aguantar,
no te puedes resistir,
y es que lo tuyo es rimar.
Si me quieres derretir,
si me quieres conquistar,
si me quieres divertir,
nunca, nunca, has de dejar,
con la lengua, de jugar.




Donde doy una lección de cómo rimar mejón

Mira, niña, no me tardes,
no me tengas en suspenso,
que si no, una de estas tardes
repetirás el suspenso


miércoles, 24 de septiembre de 2008

No me sea tan impaciente... otra vez, cuente hasta veinte.


Intentaba apañar un buen terceto
y ser digna del beso de tornillo,
sin saber que iba a verme en un aprieto.

Yo pensé que iba a ser algo sencillo,
y dispuesta me puse a la tarea
que al final fue más dura que un ladrillo.

Me ha costado más de una cefalea,
muchas horas y media depresión
conseguir ajustar mi verborrea.

Que empecé por placer y distracción,
y acabé, de pensar y cavilar,
con agobio, pesar y obcecación.

Y además es preciso confesar
que he sufrido vergüenza y embarazo
al sentirme incapaz de encadenar.

A lo que hay que añadir el zurriagazo
y el sarcasmo guasón de un maestro avieso,
que conmigo se mete por gustazo.

Terminé de escribir, me quito un peso;
tanto esfuerzo no sé si es conveniente,
y total... solamente por un beso.

Una nueva tarea el profesor le plantea

No es pa tanto, reina mora...
ni humillación, ni puñeta.
su arte menor me enamora,
así que escriba, señora,
y deje de hacer calceta.

Octosílabos le pido
para que no tenga queja,
mas no admitiré un descuido:
¡Si me falla, la suicido!
¡Que San Bécquer la proteja!

De lo más simple se trata,
que no fácil: ¡no se lance
con su verborrea innata
a rimar en catarata!
Tiene que hacerme... un romance.

martes, 23 de septiembre de 2008

Qué vergüenza y menoscabo, hacer tercetos... no sabo

Nunca sabrás lo mucho que me crispa
no saber contestar tu desafío
correctamente y con algo de chispa.

Que llevo una semana y es baldío
mi esfuerzo, mi interés y mi tesón;
y aunque algo tengo escrito no lo envío.

Y voy a añadir que tienes razón,
que se me da mal el arte mayor
y que no soporto la humillación.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Sentiría ser indiscreto... ¿no le salen los tercetos?

Está tardando tanto la respuesta
que habré de suspender a la señora,
pues veo que el terceto se indigesta.

Supongo que la ciencia que atesora
no le basta para hacer encadenados
y me debe de estudiar más que hasta ahora.

No me llore, sus ojos arrasados
de lágrimas no han de ser suficiente
para ablandar mis juicios acertados.

Pero noto que la ira, ya creciente,
va encendiendo sus ojos almendrados,
mas sólo puedo decir: "¡Aaaah, se siente!"

martes, 16 de septiembre de 2008

Aunque suene a pitorreo, otra prueba le planteo

Que escribes peor que yo?
deja ya tanta humildá:
tu rima siempre brilló,
y a mi ciencia adelantó,
no tengas malafollá.

Lo que pasa es que no tienes
confianza todavía
-o por lo menos mantienes
la ficción de que tus sienes
desmerecen de las mías-.

En fin, que si le parece
seguimos con nuestras pruebas,
seguimos en nuestras trece:
yo examino y usté rece,
que le pongo estrofas nuevas.

Pa empezar, algo sencillo,
versos largos y rimados,
que si atina, y yo la pillo
dóyla un beso de tornillo:
¡Tercetos encadenados!

Yo la primera escribí; ahora te toca a ti



¡Qué huevos tienes, colega!
El caballo de Espartero
ni a hacerte sombra llega.
¿No coge el tío y delega?
Que si las damas primero,
que no sé qué honor me entrega,
que si de sí no se fía,
que si yo voy más al grano…
Vamos, hablando en cristiano,
que aún te dura la apatía
y vagancia del verano.

Mira, guapito de cara,
(y de lo demás no opino
porque no estaría fino),
si con tu mente preclara
no te animas a escribir,
más no te voy a insistir;
porque intuyo o adivino
que te vas a resistir.

Será que no tienes ganas,
será que no te apetece,
será que con mí te aplanas,
será que zaragozanas
ya conoces ciento trece…

(Y lo termino en quintilla
para que veas que sé;
que he de poner la puntilla
aunque mi rima no brilla
y escriba peor que usté).

lunes, 15 de septiembre de 2008

El honor cedo gustoso, después del largo reposo

Tras no haber dicho ni pío
en una semana entera,
yo solito he decidío
que de mí ya no me fío
y que escribas tú primera.

Así pues, yo te propongo
que comiences algún tema,
pues siendo tú, no habrá tongo,
irás directa al mondongo,
a la cuestión, al dilema...

Pero veo ya que me llamas
comodón y saltimbanco:
¡siempre primero, las damas,
aunque nunca hagan las camas
ni les guste el ajoblanco!

miércoles, 10 de septiembre de 2008

¡Qué alegría! ¡Qué alborozo! En mí no quepo de gozo



Si tú ya estás preparado
yo aquí sigo bien dispuesta,
esperando tu rimado
ahora, o después de la siesta;
cuando sea de tu agrado.

Y si paciencia me pides
paciencia te he demostrado;
te recuerdo, no te olvides
que mucho tiempo he esperado
y que nunca me he marchado.

Prisa no tengo ninguna;
aguardo pacientemente
a que arregles con fortuna
y de forma conveniente
ese dichoso incidente.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Le respondo con retrazo, pero aún dentro del plazo

Me he reído como un loco
leyendo su bello ripio,
su lenguaje, tan barroco,
sus melindres, su sofoco,
la explicacioón del principio...

Bueno, todo me ha gustado,
y quiero decirle ahora
que me encuentro preparado
para escribir un rimado
a tan pulida señora.

Mas habrá de ser paciente
porque tengo la cabeza
como pesada y caliente
por algún asunto urgente
y, aunque parezca simpleza,
no quiero que la tristeza
ponga chungo al escribiente
y escriba alguna bajeza.