jueves, 7 de febrero de 2008

Feculum lo finiquita, Natsuko lo resucita.

Qué importa lo que yo opine
en tan vana discusión.
El expone su opinión,
con más o menos razón,
y decide que termine
al punto aquí la cuestión.

Que se aburre, se impacienta
de charlar sin ton ni son,
de decir con fruición
que el amor a su parienta
no es tal, sino inclinación
para la reproducción.

Pues insisto en la cuestión
de qué hacer con la señora
cuando le llega la hora
cuando se agota el filón,
su misión generadora.

¿También se acaba el instinto?
¿O quizá se va cambiando
por otro interés distinto
cuando el tiempo va pasando?

Si a preñar ya no hay tendencia,
y sin eso no enamora…
¿qué instinto te rige ahora
que obligue a la convivencia?
¿será el de supervivencia?
¿necesitas de su ciencia
pa’enchufar la lavadora?

(Ah, pero ahora me saldrá
con que la Iglesia ha influido,
en toda esta situación,
que obliga a cada papá
con mamá a estar unido
hace mucho tiempo ya).

Y como tú has decidido
acabar la discusión
no espero contestación.

No hay comentarios: