miércoles, 1 de octubre de 2008

Romance de doña Xara con un señor de Granada (y fin)

Feculum tiene razón
y esto es una cursilada
y es que casi se me olvida
que con un macho trataba
de los de barrecha y toros,
de los que llevan a gala
su carajillo y su faria.
Y yo diciendo tontadas.
El romance era blandengue
y de interesante, nada,
así que le haré un resumen
aunque me trate de vaga.

Resulta que la lechuza
volvióse para Granada,
pues era de un trovador
que de menos ya la echaba.
Y aprovechando el suceso
de que el ave tiene alas
y conocía el camino
a casa de doña Xara,
el juglar agradeció
en una educada carta
los cuidados prodigados
por tan exquisita dama.
La señora, encantadora,
al pronto le contestara;
y a esta primera misiva
otras muchas continuaran
que aquél búho mensajero
les traía y les llevaba;
lo que empezó como un juego
en frenesí se tornara,
y en esperando noticias,
ambos, los dos, suspiraban,
creyendo que era amorío
aquello que les pasaba.
Besos, algunas caricias,
y muchas, muchas palabras.
Y eso era todo, señores,
que más, nunca pasó nada;
él tenía mujer e hijos
y ella ya estaba casada.
Cuando el búho se hizo viejo
y de volar ya dejara
nunca más dellos supieron
aunque en mente se llevaran
(pobrecitos, no tenían
móvil, interné, ni nada).

En efecto, es un romance
aburrido y que empalaga;
sin drogas, sangre, ni sexo
y ni una escena de caza;
si esto le gustase a un hombre
sería una cosa extraña.






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