Del mismo modo que tú
al ver la mujer Callada
comprendiste que era Mu.
La casualidad, ese hada,
hizo que el nombre leyera
y me quedé anonadada.
Pues de repente, certera,
entendí que el italiano
el mismo settembrini era.
Más razonamiento es vano;
fue una gran revelación
de algún poderoso arcano
¡y no hay más explicación!
¡Ah, sí! hay que tener presente
lo lista que soy, bombón.
Y el beso concupiscente….
… qué buena culminación.
miércoles, 8 de octubre de 2008
La adivinanza ha entendido, y mucho le ha sorprendido
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