lunes, 6 de octubre de 2008

Con la octava yo me pico, y la duplico ¡y triplico!



Disfrutas infiriéndome el suplicio
de aqueste endecasílabo y su acento;
disfrutas al echarme el maleficio
y ansías que me quede en el intento.
Mas no tienes en cuenta el buen oficio
de la mujer que aquí escribe, lo siento.
Ávida esperaré que digas ¡“bravo”!
por saber rematar el real octavo.

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Disfrutas al ponerme estrofas cortas
sabiendo que no sé escribir escueta.
¡Sapristi! pues a ver cómo soportas
que te salga rebelde esta sujeta
y la difícil rima que le exhortas
la duplique, chulica y pizpireta.
Si fueres un maestro competente
la alumna sacará sobresaliente.

* * * * * * * * * *

Y veo que quizá me haya excedido
atribuyéndole tanto “disfrute”.
Que a lo peor se siente constreñido
y quiere que las rimas ejecute
porque aburrida yo las he pedido,
y a él esta chorrada ni le inmute.
Feculum, yo te eximo del deber
(pero sigue con él, si puede ser).


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